La sonrisa cómplice de verte de nuevo en esta aventura, una
carrera rápida sin retorno.
Nos envuelve el deseo, los corazones laten acelerados, besos
desbordados hasta el filo del abismo.
Respiración en la espalda, mordiscos suaves, lentos, que te
llevan a un viaje de pasión.
Tocándome los senos lentamente, besándolos, jugando con ellos, descúbreme un poco más…
Sueños hechos
realidad, mágico momento, la respiración se acelera, me demuestras tu afecto,
lo siento grande.
Colonas mi espacio, bajas buscando el tesoro escondido, abres,
lo tomas, lo pruebas, lo exploras...
Delicias de orgasmos,
estrellas de mil colores bañan el momento, te tengo, te cómo, te bebo. Permíteme devorarte, déjame probarte un poco más, por este pequeño momento demencial, no somos nosotros, somos pasado, así que aprovéchate
del tiempo, bendito tiempo.
Y como locos,
bailemos esta canción indecente y penétrame, más allá de lo que lo ha hecho
nadie, así, lento, no gimas, no puede haber pruebas de nuestro
encuentro, no podemos escribir historias.
Solo es un segundo detenido en nuestros más recónditos deseos,
que se palpan.
Déjame entregarte todo, todo que se convierte en nada,
en tres respiraciones.
Y muere lentamente el sueño...
Y debemos correr, róbame otro beso rápido, pequeño, que deje grabado que aquí estuviste, que
fuiste, y fuimos un olor en el viento que
dura por siempre en nuestro bello álbum de recuerdos…
Adiós, dulce
tormento.
Carolina Aristi
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