Señor,
¿Le puedo decir algo?
Soy extraña, también un loca soñadora, y por eso me atrevo a proponerle lo siguiente:
No me importa que estemos lejos quiero hacerlo mío.
Quiero hacérselo tan deliciosamente
que me pedirá que lo repita una y otra
vez.
Sueña conmigo, cierra los ojos y lo haré feliz…
Sueña conmigo, cierra los ojos y lo haré feliz…
No diga una sola palabra y solo déjese llevar por mi
pasión desenfrenada.
Cuando esté conmigo no ha de querer estar con nadie más, y aunque lo intente, nunca le resultara igual se lo prometo.
Cuando esté conmigo no ha de querer estar con nadie más, y aunque lo intente, nunca le resultara igual se lo prometo.
La próxima vez que lo vea, solo lo voy amar, mi boca no conocerá palabra alguna, pero mi cuerpo le dirá cuanto lo quiero, lo deseo…
No utilizare un lienzo, ni un papel
para escribirle lo que siento, prefiero utilizar su cuerpo y que el mío lo
marque como un sello y mis sentidos sean sus sabanas, que cuidaran sus sueños...
Lo voy a amar como nadie lo ha hecho jamás o lo intentare, por lo menos.
Va a querer mis labios a cada momento, eso ya está dicho.
Soy una mujer directa y apasionada.
No conozco otra forma de decirle que
sera mío.
Perdón mi franqueza…
De verdad que ud me encanta y escribir
es mi forma de llegarle, pero la forma
de volverlo el hombre más afortunado es amándolo.
Y si aún duda de mí, pregunte por ahí
seguramente le dirán que soy aventurera, soñadora, deportista, escritora y buen
amante.
Y loca de amor, sin locura señor, no hubiese nada en el mundo.
Y loca de amor, sin locura señor, no hubiese nada en el mundo.
Ya que el mundo es de locos y mejor
si estos locos son por amor…
Pero hoy lo confieso estoy loca solo
por una razón, tiene su nombre y de apellido delicia hecha hombre.
Esta es mi verdad dicha para ud o
mejor dicho; mi propuesta indecente.
¿Acepta?
Carolina Aristi Inspirada en noches de guayaquil
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