SE TIÑO DE GRIS LA CARRETERA, SE TIÑO DE SANGRE...

Fue un largo camino para descubrir que no había nadie,
lo que había dejado atrás se había agotado o congelado en el tiempo.
No había pájaros cantando, como en esa playa donde te vi por primera vez, sonriéndole a la luna, caminando descalzo sin tanto afán.
Cuando realmente eras feliz... donde no le tenias miedo ni al tiempo,
ni a la vida. era así como te recordaba, un joven sin traumas ni pasados,
sin miedo a la aventura, a la locura de dejar vibrar los cuerpos,
de recorrer montañas..

Todo eso se perdió en el tiempo, en el mismo tiempo que yo seguí habitando, pero en otro mundo muy lejano al tuyo, esa capacidad de sorpresa innata ya no estaba.
Toque esa puerta de hierro mil veces. Pero la yerba se había apoderado de todas las cerraduras y por dentro solo había maleza y enredadera.
No había luz... no entraba...

El terror que sentí no se puede describir. Pero más que miedo, era tristeza lo que me invadía el alma y el cuerpo. Nosotros los de antes, los niños ya no estábamos... pero aunque eh tratado de que en mi subsista esa alegría al parecer; a ti se te perdió.
O tal vez nunca existió. Solo fuiste un espejismo más de mi imaginación. Y ahora solo eres el monumento con moho que adorna una casa abandonada. Ahora solo eres un adorno trivial de la vida...

Se tiño de gris la carretera, se tiño de sangre. De vuelta a casa porque lo que quería encontrar no lo halle...
y aunque escarbe bajo la tierra más profunda y llegue al subsuelo... no te halle... o simplemente te congelaste en el tiempo. Adiós mi lindo monumento...


Autor Carolina Aristi…

15 OCT 11.