Desde
mi ventana miro la ciudad, miro la gente que pasa, que va riendo o con una determinada
intención. Va hacia algún lado, tienen sueños, viajes, vidas que
contar.
Estoy
ensimismado buscando respuestas y de
pronto tu recuerdo pasa desnudo por la
sala, ese recuerdo que no se despide aun, que me hiela la piel, que se prepara
la cena y utiliza mi baño.
Cierro
los ojos para eliminarlo, para negar su cruel
existencia, debo hablar más bajo,
me escucha…
Lo
veo entrando a la habitación, tiende mi cama…
¡Basta!
Le grito con desespero…
No
se inmuta, no me oye, sigue pensando que
debe vivir acá, tal vez el pobre no se
ha dado cuenta que su cuerpo hace un mes se largó y olvido llevarlo consigo.
Pobre
recuerdo abandonado que al igual que yo
se quedó perdido en este espacio, ahora lo comprendo.
Cree
vivir como yo y sentir como yo, no se ha
dado cuenta que solo es un recuerdo sin
forma, solo es una sombra de lo que algún
día ame.
Sé
que pronto se cansara de vagar y
terminara tirándose por la ventana, al darse cuenta que ya no lo miro, que ya no lo siento, que ya
para mí no existe.
Desde
mi ventana miro la ciudad, miro la gente que pasa, que va riendo o con una determinada
intención. Va hacia algún lado, tienen sueños, viajes, vidas que
contar, más ahora que se suicidó ese recuerdo
perdido, me doy cuenta que soy parte de
esta gente que va hacia algún lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario